Los edificios con fachadas en vidrio son uno de los símbolos más elocuentes de las ciudades modernas. Es prácticamente impensable el paisaje urbano moderno sin las enormes estructuras cubiertas de vidrios de todos los colores, formas y tamaños.
Esta característica de nuestras ciudades ha despertado una serie de dudas en los ecologistas y expertos en sustentabilidad sobre su aporte a la eficiencia energética del vidrio como material constructivo.
Muchos especialistas consideran el aporte indudable del vidrio como un agente que aumenta la eficiencia energética hacia en interior de edificios. Sin embargo, para algunos, la propiedad reflectante del vidrio genera un aumento en la temperatura ambiental que debe tomarse en consideración.
Esto cobra especial atención en ciudades como Santiago, en las que las temperaturas en verano han alcanzado récords históricos. Para estos expertos, los edificios de vidrio inciden en la temperatura urbana de forma negativa.
Este debate ha encendido ardientes polémicas entre aquellos que defienden al vidrio como el material más propicio para aumentar la eficiencia energética. En contraste, para algunos el efecto individual del vidrio es mínimo contra el efecto reflectante que aumenta las temperaturas urbanas.
La limpieza del vidrio se ha mencionado como un elemento crucial en la contribución a la eficiencia interna y la mínima incidencia externa de los edificios.
Veamos algunas de las posturas en pro y en contra del uso del vidrio como material constructivo urbano y la importancia de la limpieza en sus efectos. Como líderes en limpieza profesional de fachadas de vidrio, Innovaclean ha consultado con los mayores expertos en arquitectura sustentable de la actualidad, veamos sus opiniones.
Si giramos la cabeza en cualquier gran ciudad del mundo, podremos ver cómo gran parte de los edificios modernos están cubiertos de vidrio. Vidrios verdes, azules, tipo espejo, negros, claros e incluso multicolores sustituyen al ladrillo y hormigón en muchas fachadas urbanas.
Esta elección va mucho más allá de una simple decisión decorativa. En los edificios corporativos, hoteles, hospitales, centros comerciales y viviendas, cada vez más vemos fachadas de vidrio.
La arquitectura global ha hecho del vidrio uno de los materiales más comunes para construir grandes ventanales y fachadas. ¿La razón? El vidrio ha demostrado ser un material resistente, estéticamente bello y funcionalmente óptimo.
Además, el vidrio ha probado ser el material más económico a largo plazo por su resistencia ante el paso del tiempo y la acción de los elementos naturales.
Pero, uno de los elementos primordiales ha sido la incidencia del vidrio como elemento de eficiencia energética en el interior de los edificios. La capacidad reflectante y de aislamiento térmico, le permite al vidrio conservar de mejor manera la temperatura interior.
Esto minimiza el uso de aires acondicionados, calefacción, luz artificial y elementos de ventilación/extracción de aire interior. Asimismo, el vidrio propicia ambientes más saludables, confortables y productivos.
Sin embargo, para los ecologistas, el vidrio como elemento constructivo es una deficiente tropicalización de un concepto nórdico. Estos expertos coinciden en que el vidrio es mejor usado en países con baja incidencia solar y con temperaturas bajo 0 la mayor parte del año.
Para ellos, los edificios de vidrio reflejan el sol aumentando la temperatura urbana, un beneficio en países como Suecia o Noruega pero negativos en un país como Chile.
Estos expertos consideran que los edificios de vidrio han aumentado la temperatura urbana a niveles nunca antes percibidos.
Los detractores del vidrio como solución arquitectónica han añadido un elemento adicional a la discusión: La limpieza del vidrio. Para algunos urbanistas y arquitectos una fachada sucia o manchada pierde la capacidad de absorción de la luz, afectando su eficiencia energética.
Las distorsiones en la superficie del vidrio reducen la capacidad de asimilar la energía térmica y lumínica del sol, creando un mayor gasto energético. Una fachada o una ventana sucia recibe menos carga solar y por ende, tiene menor capacidad de sustituir el uso de luz, aire acondicionado o calefacción.
Por este motivo, los especialistas en el uso eficiente de la energía recomiendan mantener en perfecto estado las fachadas de vidrios en edificios. De este modo, se incrementa la capacidad de paso de luz natural y se absorbe más calor proveniente del sol.
Muchas edificaciones corporativas en ciudades como Santiago o Viña del Mar, han adoptado políticas de limpieza y mantenimiento contínuo. No obstante, aún muchos edificios actúan de manera reactiva y bajo una visión netamente estética.
Mantener las superficies de ventanas y fachadas de vidrio limpias, libres de manchas y sin distorsiones ayuda a reducir el gasto en electricidad, gas y combustibles.
Adicionalmente, el uso de productos biodegradables y técnicas poco invasivas en la limpieza genera una mayor contribución a la conservación del medioambiente. Para Innovaclean, la sustentabilidad y el cuidado de nuestro entorno es una de nuestras mayores prioridades.